CAL Vida Asistida por Computadora

Wednesday, June 15, 2005

¿ Placer o no ?

Leer literatura es una de mis grandes aficiones, el sumergirse en un relato, en una narración atrayente, en descripciones ricas, intrincadas, el llegar al punto en que el cerebro desconecta cuatro sentidos y deja al de la vista trabajando a un mínimo, solo para transferir velozmente los caracteres de la página al cerebro, entonces estoy viendo, escuchando, tocando, oliendo y saboreando dicho relato, hasta que una interrupción me hace despertar del sueño, dejándome aún el resabio de sensaciones como al despertar.

Al no conseguir algunos libros de autor norteamericano en su traducción al español, arriesgué mis ya de por si raquíticas finanzas, y compré en E-Bay ocho libros en inglés, con la gran esperanza de pasar la frontera literaria, de abrevar agua del Mississippi que no haya sido purificada y embotellada en la Ciudad de México o en Barcelona, de confraternizar con los puristas. A fin de cuentas los papers que me hacen leer en la maestría, los manuales que consulto como último recurso cuando instalo algún dispositivo de computadora y no funciona o los archivos de Help y Tutorials que me ayudan a manejar el software me envalentonan. Ya me veo inmerso en los universos de Chesterton, Michener, Steinbeck y hasta Shakespeare, tal como ellos los pergeñaron y sin necesidad de saber que una escudilla de judías es un plato de frijoles o de leer ocasionalmente Méjico, mejicano y mejicana, cuyas jotas se clavan como tranchetes en mi nacionalismo.

Hasta el momento he fracasado, los tropezones al encontrar palabras desconocidas, los bamboleos en el significado de las oraciones en mi mente y la lentitud del avance hacen que las doscientas y tantas páginas leídas sean, a diferencia de mis lecturas en castellano, como estar en la escena del relato, pero tuerto, miope, mormado, ensordecido y algo alienado. Por consiguiente, hace semanas que no toco el primero de mis flamantes ocho libros. Me doy como oportunidad las cercanas dos semanas de vacaciones para saber si podré disfrutar la literatura en su inglés original, o seguiré dependiendo de los traductores (Que en el caso de Don Alfonso Reyes traduciendo a Chesterton, es un deleite doble).

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